martes, 8 de julio de 2014

Los problemas de mi pasado son asunto mío.



Tres meses sin oír de su boca una palabra bonita dirigida a mi.
Tan solo un tosco "hola" y ni una mirada. 
Él dormía en el sofá cada noche, yo en el dormitorio donde mis lágrimas se perdían en la almohada. 
Sabía que había traicionado su confianza al no contarle nada sobre mi verdadero pasado, tenía miedo de perderle si se lo contaba y lo había perdido igualmente al no contárselo y descubrirlo él mismo. 
¿Qué sentido tenía vivir a su lado si ya no me quería? ¿Qué sentido tenía si no podía decirle que lo quería? No soy de las que se rinden pero con él... mi corazón dolía cuando se sentaba en frente de mi en la mesa y no podía cogerle de la mano. A veces preguntaba por el bebé pero sin mirarme, solo eso nos unía ahora, el bebé. Mi decisión estaba tomada, me iría y cuidaría del pequeño William  yo sola. 
Llego la Navidad,la peor época del año para mí.
Pero el día de Navidad, ese día todo cambió, él se acercó a mi, me habló pero sobretodo me perdonó.

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