jueves, 3 de julio de 2014

Tristeza



Recuerdo ese día como si fuera ayer y eso que ya han pasado dos años.
Recuerdo la hora, la ropa...todo.
Salir de ese taxi y que de repente sonará mi móvil...
Lo cogí y...escuché su voz diciendo mi nombre.
Cuando me dijo que estaba en lo alto de ese edificio... lo peor fue mirar y comprobar que de verdad estaba allí, al borde de la azotea, inmóvil, tan solo observándome, lo único que se movía era su abrigo negro con el viento.
No podía ver bien su cara, la altura me lo impedía  pero sabía que él no apartaba la vista de mi, parecía como si nuestros ojos estuvieran conectados por un imán.
Comenzó a decir cosas, cosas que yo sabía que eran mentira, es difícil convencerlo de hacer algo cuando ya lo tiene decidido, y él ya sabía lo que iba a hacer.
Se despidió de mi con un "Adiós", lanzó su móvil a un lado, extendió sus brazos y...se arrojó.
Grite su nombre mientras su cuerpo caía, tarde unos segundos en reaccionar pero fui corriendo al lugar de su caída.
Había mucha gente alrededor de su cuerpo, las aparte suplicando que me dejaran acercarme y...ahí estaba él..lleno de sangre, sus ojos azules observaban sin ver, creo que me derrumbe, cogí su mano, no había pulso.
Él...él...estaba muerto.
Por primera vez en dieciocho meses sentí miedo.
Mi mejor amigo y el mejor hombre que jamás había conocido me había dejado...para siempre.

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